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sábado, junio 10
Recuerdos
Es el tercer intento consecutivo de agregar un post hoy. La mano viene complicada.

Pienso en las oportunidades. Las pienso como concepto, e intento recordarlas intangiblemente materializadas en el transcurso de mi vida.

También pienso en las ambiciones. Se me ocurre una larga lista de ellas, pero al leer la palabra sólo puedo recordar las caras de quienes me hicieron saber las suyas.

Son muchas las caras que he visto. A veces pienso que fueron demasiadas. De casi todas recuerdo algo.

El otro día recordaba a mis compañeros de facultad. De muchos de ellos olvidé el nombre, y en el momento en que me doy cuenta de los efectos del paso del tiempo en mi memoria se me hace un nudo en la garganta.

Siempre creí tener buena memoria. Pero, ¿cómo puedo recordar un rostro y no las claves para identificarlo?

Hace algún tiempo, escuché a un viejo sabio y uruguayo diferenciar a la memoria del recuerdo. Decía, con palabras muy diferentes, que en la memoria se guardan aquellos hechos y aquellas informaciones que, en general, nos resultan desde un punto de vista afectivo neutras. Y que en el recuerdo, guardábamos todo aquello que realmente nos había tocado. Explicó también, que la etimología del verbo recordar hacía referencia a ésto, funcionando el re como prefijo de repetición y el resto de la palabra proviniendo del latín cordis, que significa corazón. El resultado es algo así como volver al corazón.

Esta explicación me brinda una salida. Una puerta se abre y las cosas parecen más claras. No recuerdo los nombres, pero sí sus vivencias. Recuerdo anécdotas, momentos. También insultos, mentiras. Recuerdo algunos timbres de voz. Recuerdo aquél que me dijo una vez en el liceo que de grande quería ser mecánico de motos. Recuerdo a la futura maestra. Y al guitarrista, al médico y al presidente de la República.

Al que se llevó la droga, al que fue a la cárcel. A Pedro, que se ahogó en un arroyo por salvar a otro. A Jessica, que tenía una voz increíble. Al Tati... ¿dónde estás Tati?

Me avivo de que recuerdo y nostalgia muchas veces van de la mano. También siento que la nostalgia no tiene antónimos. Microsoft Word® me sugiere a la alegría y a la indiferencia como contrarios a la nostalgia, pero yo creo que no. Diferentes sí, pero contrarios no, no te la llevo Word.

Lo jodido de todo esto es recordar cosas que nunca pasaron. O lo que es peor, mezclarlas con vivencias que sí tuvieron lugar en la historia. Que es justamente lo que acabo de hacer.

  • Porque no siempre recordar algo que no pasó significa estar loco. Creo que es mayor locura tratar de recordar memorias, aunque el verbo recordar no nos deje otra, teniendo que apelar sino a frases como "encomendar a la memoria", "tener presente" o "conmemorar", según me sugiere mi buen amigo el Word®.
  • Porque en mi generación no hubo ni guitarristas ni presidentes, pero sí maestras y mecánicos. Lo que me hace recordar que hoy arranqué hablando de las oportunidades, pero ahora ya no tengo ganas.
Y de las ambiciones. Pero ya no recuerdo cuáles eran las mías.

Del viejo sabio y uruguayo que mencioné tampoco recuerdo el nombre.



Hoy quiero homenajear al recreo, al de la escuela, el liceo y la facultad, por ser probablemente la instancia de mi vida que más recuerdos me ha dejado. Recuerdos como el futuro de mis compañeros, de quienes hoy no conozco su presente.
 



4 comentarios:


  • El 10:15 p.m., Anonymous Anónimo

    Complejo explicarte lo que me pasó cuando leí “Recuerdos”... raro muy raro, sonrisas, asentir con la cabeza repetidas veces, erizarme; como es usual cuando algo me emociona... y bueno me colgué a pensar... (flaco; estás en el horno!) Lo que decís es muy cierto, pero tengo algunas cosas para agregarte...es feo, no acordarte de caras, de nombres, pero sabés que me duele mucho más? No acordarme de olores...hay un par de olores que marcaron mi infancia y por más que intento no puedo revivirlos... el olor a la comida de mi madre, el olor al café con leche de las mañanas, el olor de los sacos de mi abuela...el olor algo difícil de recordar... también duele no recordar miradas... imaginarlas difusas, casi como fantasmas, pero no tenerlas nítidas en mi mente me mata...por suerte estoy hecha de esos recuerdos, que en su momento me formaron y me nutrieron y por eso soy quien te escribe; de última por más que la memoria falle si algo te marcó sigue formando parte de vos aunque no te acuerdes de la cara.
    Arriba loco, que está muy bueno lo que escribís, y si te leemos 2 colgados más; vale la pena!

     
  • El 2:47 a.m., Blogger Sin Gamulán

    Realmente me resulta complicado contestarte, Idea. Sólo puedo decirte dos cosas. Primero que me alegra mucho haber llegado a emocionarte. Y luego agradecerte por compartirlo, espero volver a verte revolviendo por acá.

     
  • El 2:53 p.m., Anonymous Anónimo

    "la memoria es la única propiedad privada ante la cual ningún poder tiene acceso"
    frase de kapuszinski, maestro del periodismo, que tengo pegada al lado de la compu.
    somos eso. nada más y nada menos
    muuuuuuuy bueno tu blog. sospecho que tendrás 40 como yo, y estás harto de las mismas cosas.
    encantada de conocerte.

     
  • El 7:22 p.m., Blogger Sin Gamulán

    Los remiendos siempre llegan tarde.
    En realidad tengo algo más de veinte años, un error en la prosa del último post probablemente te haya guiado a tu sospecha, así que te pido disculpas por eso. La frase es excelente, gracias por traerla. Espero que sigas en la vuelta.