(function() { (function(){function b(g){this.t={};this.tick=function(h,m,f){var n=void 0!=f?f:(new Date).getTime();this.t[h]=[n,m];if(void 0==f)try{window.console.timeStamp("CSI/"+h)}catch(q){}};this.getStartTickTime=function(){return this.t.start[0]};this.tick("start",null,g)}var a;if(window.performance)var e=(a=window.performance.timing)&&a.responseStart;var p=0=c&&(window.jstiming.srt=e-c)}if(a){var d=window.jstiming.load; 0=c&&(d.tick("_wtsrt",void 0,c),d.tick("wtsrt_","_wtsrt",e),d.tick("tbsd_","wtsrt_"))}try{a=null,window.chrome&&window.chrome.csi&&(a=Math.floor(window.chrome.csi().pageT),d&&0=b&&window.jstiming.load.tick("aft")};var k=!1;function l(){k||(k=!0,window.jstiming.load.tick("firstScrollTime"))}window.addEventListener?window.addEventListener("scroll",l,!1):window.attachEvent("onscroll",l); })(); El Eterno Andar
miércoles, septiembre 6
Libertad mental
Empujo las paredes de mi cráneo, necesito salir.

No importa lo bien que parezcan estar las cosas, pues ellas, todas y cada una de ellas, están completamente fuera de mi control.

La vida agarra para donde quiere, cuando quiere. Los días pasan, las ganas se acumulan. Fermentan. Se pudren y lentamente corroen el espíritu, formando un coágulo asqueroso de frustración.

Hoy no logré esto, ayer no conseguí lo otro. Probablemente mañana vuelva a fracasar.
Ahora me pregunto, ¿qué pasa si no lo intento? ¿Qué pasa si dejo de intentarlo?

Siempre entendí el concepto de infinito. No me mareo al dibujar en mi mente una idea que no tiene fin, sea cual sea. Lo que nunca pude comprender es el cero. La nada. El vacío.

¿Qué es eso? Tal cosa no puede existir. Llego rápidamente a una conclusión: si dejo de intentar lograr cualquier meta, no puedo fracasar. Es simple, lógico, pero efectivo.

¿Te parece triste? ¿Miraste a tu alrededor?

Uno de los problemas más jodidos que trae la frustración es, como casi todas las enfermedades, su contagio. Los demás no tienen por qué fumarse mi malestar, ni mi cara de culo. Ni escuchar mis relatos ausentes de logros. En realidad, en este momento si me siento afligido es porque irradio malestar. Contagio la lúgubre podredumbre que deja en mi interior una libertad contenida.

Hay que pagar un precio carísimo por esa libertad, y como yo no estoy dispuesto a hacerlo, empujo. Levanto la cabeza, la agito. Tomo carrera, reboto sobre mi costado. Me incorporo. Tengo que seguir empujando. ¡Ahhh!. Una vez más... corro y empujo, el sudor tiene que valer la pena. Cierro los ojos... ya no las siento. De a poco, las paredes ceden, y se alejan...


Y vuelvo al patio de la escuela. A aquella mañana del año '94, que nos vio a vos y a mi de túnica blanca bajo un eclipse solar. Siento correr la noche por mis venas, y siento como a vos los ojos se te llenan de vida.
Estamos juntos y a oscuras...

Se me duermen los brazos... siento una brisa cálida en la cara...








Y escucho la radio del auto al mango.
Te pido un trago de Sprite y seguimos, disfrutando de la juventud y del auto que nos lleva por la rambla. Miro el sol y me ciega de blanco...


... bajo la mirada y respiro paz, por todas partes. Noche de grillos y fogón. Con el interminable sonido del mar como fondo de esa azul pintura.


Despierto.

Otro auto que dobla la esquina. El sol no se ve. Tus ojos tampoco.

No llevo puesta una túnica. Por suerte tampoco una mortaja. Aunque nada brille como antes.

Me estás hablando y en realidad no te escucho. Si te digo la verdad, tampoco te oigo. Estoy disfrutando de mi libertad mental. De mi reproductor de mp3 con radio, CD, pasacassette y pasarecuerdos integrado.

De ese don maravilloso que te permite verme aunque yo no esté.




Hoy no hay dedicatorias. Sólo preguntas.

¿Será este post uno de esos que saco después de reaccionar, luego de que tras alguna alegría de la vida me hace sentir arrepentido de haberlo colgado?



¿A qué venís a este blog? ¿A conocerme, o a encontrarte?
 



1 comentarios:


  • El 12:50 p.m., Anonymous Anónimo

    A encontrarme, sin duda a encontrarme. Por raro que te parezca, te aviso que tus pensamientos no son únicos, no sos único para nada. Te comunico que cada día somos más similares, me apodero de cada blog tuyo y lo hago y lo siento mio. Lo único que te diferencia de mi; es que vos tenés la capacidad de expresarlo por escrito. Gracias por compartir conmigo mi monótona existencia.