(function() { (function(){function b(g){this.t={};this.tick=function(h,m,f){var n=void 0!=f?f:(new Date).getTime();this.t[h]=[n,m];if(void 0==f)try{window.console.timeStamp("CSI/"+h)}catch(q){}};this.getStartTickTime=function(){return this.t.start[0]};this.tick("start",null,g)}var a;if(window.performance)var e=(a=window.performance.timing)&&a.responseStart;var p=0=c&&(window.jstiming.srt=e-c)}if(a){var d=window.jstiming.load; 0=c&&(d.tick("_wtsrt",void 0,c),d.tick("wtsrt_","_wtsrt",e),d.tick("tbsd_","wtsrt_"))}try{a=null,window.chrome&&window.chrome.csi&&(a=Math.floor(window.chrome.csi().pageT),d&&0=b&&window.jstiming.load.tick("aft")};var k=!1;function l(){k||(k=!0,window.jstiming.load.tick("firstScrollTime"))}window.addEventListener?window.addEventListener("scroll",l,!1):window.attachEvent("onscroll",l); })(); El Eterno Andar
jueves, noviembre 9
Rápida descripción del miedo al futuro
Entro al salón.

Los pocos que hay se encuentran sentados. Casi todos manipulan su celular. Dejo mi antigua mochila y salgo. Afuera hay otros pocos. No saludan, de pie no hablan. La mayoría fuma. El que no lo hace se halla inquieto. Enciende un cigarro, saca a relucir su celular, o se mueve fútilmente. La paz corporal, aparentemente, no está socialmente permitida. Oigo acercarse el taconeo de la putita de la clase, que hace su notorio ingreso rodeada de silentes comentarios, variados, pero nunca neutros de juicio. Las risas a mano tapada de un afeminado a la moda y su amiga dark son un ejemplo.

Pienso en que acá nadie toma mate. Será por el barrio, será porque nadie está cómodo aún. Empieza la clase. Llevo mi celular al modo silencioso, y recuerdo aquella charla. Y trato de recordar en que momento me convertí en un cliché.
Aunque sólo recuerdo la charla. Sin celulares y sin agendas era el futuro convenido.

Aquel futuro. Conozco cual fue el mío, el de ella, mi interlocutora de proyectos, lo ignoro. Si viene zafando, no creo que lo haga por mucho tiempo más. Y esa charla de futurista me recuerda otras. De ideas que hoy ni siquiera recuerdo. No teníamos el porvenir resuelto, pero lo teníamos dibujado. Creíamos saber por dónde iba.

Y resulta que se término el trabajo.

Faltó la menstruación. O tu habitación hoy mide muy poco.

Y hoy hablas en otro idioma, y almorzás en mi desayuno. Aquella letra que nos emocionaba hoy me hace sentir mal.

¿Dónde están mis sueños? ¿Vos dónde estás? ¿Qué le pasó a tu cara?
¿Por qué nos miramos así? ¿Es sorpresa, o simplemente decepción?

En diez años te paso a buscar. A vos, a quien quisiste ser.

¿Cuál es el verdadero proyecto de futuro? ¿Lograr lo que alguna vez anhelaste?
¿O jugar las cartas de la mejor manera posible?
¿Quién lo dice?

Mientras me leo repetir algunas torpes líneas de pensamiento me pregunto por qué no me educaron en la incertidumbre.
 



3 comentarios:


  • El 1:30 p.m., Blogger Sin Gamulán

    Aquellos que sigan mínimamente este blog se habrán dado cuenta que este último post es prácticamente una repetición de pequeñas partes de otros. Una suerte de autoplagio convertido en aburrida repetición. ¿Qué es lo que pasa?

    Muchas de mis actuales ideas siento que no caen adentro de lo que alguna vez fue este blog. En un punto de inflexión de mi vida lo abrí, pensando en dejar líneas que reconstruyeran lo que alguna vez pensé. Hoy, por alguna razón, mi mente y mi cuerpo están más en sintonía con las cosas buenas, como dije hace poco. Y sé que los miedos siempre van a estar, así que tampoco me conviene profundizar mucho más en ellos.

    Aunque me desvele el futuro de hace unos años. El mío y el de ustedes.

    Probablemente me quede un post más de sinceridad con respecto a ese tema, pero después, no sé.

    Así que, ¿adónde ir?

    ¿A otro blog?

    ¿Vos venís?

     
  • El 9:38 p.m., Blogger Pulpi

    Fa.. creo que podría contestar cada frase. No temas! No voy a hacerlo.

    A mi me parece que todo lo que escribis (porque es como sos), se puede ejemplificar con una frase, una que dice "por qué no me educaron en la incertidumbre".

    Porque si pudieras (y yo pudiera) asimilar que siempre hay incertidumbre, en todas las cosas en todos los momentos sin excepciones, entonces no hay miedo (porque aceptas el riesgo), y entonces no importa tanto si no llegas al proyecto (porque solo era una posibilidad).

    Entonces, recomendaría vivir por vivir, asi no te preguntás que le pasó a mi cara cuando nos encontremos y veas que yo no estoy donde vos pensabas que iba a estar.

    Je, igual hay cosas que espero que no pasen, como hablar en otro idioma o terminar siendo la chica de los tacones ruidosos.

    Esas si son mas opciones que azares. Quizas haya que colgarse de esas cosas.

    Yo que se..



    Para terminar, y dado que ya escribi mucho y si quedé desubicadá ya está, voy a decirte que me gustó lo que escribiste.. tanto que te escribo el comment sin mirar a la pantalla porque no puedo converger los ojos. Asi me cuesta leer también, pero bueno.. por suerte valía la pena... sino venía puteaso!

     
  • El 12:11 a.m., Blogger Sin Gamulán

    Gracias Na. Vos podrías contestar a cada frase, yo no puedo responder ni a una.

    Sólo decirte que no me parece importante lo que el otro imaginó para tu destino, sino lo que contigo compartió sobre su idea de porvenir, y viceversa. Creo que son los mayores testigos... y ese va a ser mi próximo post. Sin dudas.

    Y los tacones y los idiomas... tengo a más de un proyecto de persona querida en otros continentes. En algún momento me dolió mucho. Aunque parezca tanto, obvio y hasta redundante, me dolió la distancia. Nada más. Estar a quince mil kilómetros de un abrazo, duele


    Gracias Na. Por entender.