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viernes, mayo 18
Conexiones
El objetivo final.

Desde el primer llanto hasta la última mirada, la conexión se busca, algunas veces se encuentra.

Un blog que cierra, alguien que levanta su mano para decir adiós en un espejo retrovisor, una llamada perdida.

¿Venís a casa hoy?

La sonrisa frente a una hoja de cuaderno de aquél alumno cuando entiende. El chofer crá de bondi que sabe que llegás tarde y te aguanta. El bolichero que antes de preguntarte sabe que no le podés pagar y te la aguanta con gesto amable.

"Ella también podía venir, pero pensé que podríamos avanzar más rápido así."

Bancos de escuela con mensajes de un día para el otro escritos a lapicera, con la letra más pequeña posible. Aquellos que supimos sentarnos casi todo un año en el mismo pupitre llegamos a conocer cada una de sus curvas y de sus imperfecciones; la mirada se perdía con el lejano murmullo de explicaciones lentas y repetidas, dibujando en la madera mundos con edificios de goma, frente a los cuales coches de plástico y metal estacionaban junto a los cordones Faber.
En medio de ese paisaje, una oración de letras redondas me trae a la realidad:

Hola! Como te llamas?

¿Será para mí este mensaje? ¿Responderé? ¿Y si me descubre la maestra?

Muchos años después, en mi casa suena el timbre.

- Mi nombre es Janet, soy promotora de UCM. ¿Tenés cobertura de emergencia móvil?

- No.

- ¿Te interesaría conocer la propuesta de afiliación que estamos ofreciendo hoy? Incluye un descuento en el prim...

- No.

- Está bien. (Silencio) Hace mucho que nadie me quiere escuchar.

- (Silencio) (Escucho sus pasos alejándola) (¿Será...)


El teléfono suena. No atiendo. El celular también. Yo tampoco.

Supe estar del otro lado también.
Por eso hoy pienso que la asimetría de los intentos es la única barrera entre los comunicandos.