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domingo, abril 13
Lunes
Mañana es lunes. En apenas unas horas. Pero no a las cero, no. El lunes arranca a eso de las siete, cuando la ciudad despierta.

Estoy con ganas de vivirlo un rato antes.

Arrancaré sin desayunar. Suelo demorar mucho en bañarme y en elegir la ropa. Al bañarme pienso, pienso mucho: el ruido casi blanco del agua es un canal ideal para mi pensamiento. Así que divago el baño, al ritmo del jabón y las gotas, rantifusas notas que decoran mil mundos ideales, discusiones. Se llevan la espuma de mi ayer y algunas memorias. Ven mis nuevas canas.

En cuanto a ropa tengo para elegir entre varias camisas blancas.
Debo lustrar mi par de zapatos.

Odio el ómnibus, pero eso ya lo saben. Por el momento no puedo evitarlo, dependo de él. De todas formas es divertido ver como mis enemigos diarios también sufren la misma tortura; sólo nos diferencia la camiseta, y por supuesto, las hinchadas. Los autos no pueden aún evitar los semáforos, muchísimo menos las mil riñas que gustosos esponsorean. Les deseo lo peor.

Por fin llego a esa ventanilla de oficina donde defenderé con uñas y dientes a mi reciente empresa. Esa que paga mis blancas camisas y el baño de mis nuevas canas. Acá encuentro personajes de todo tipo, mis rivales del presente: pseudoricos, almost yuppies from La Unión; piensan que me pueden llevar puesto, son mi rival favorito.

Pasa que su conducta es arrolladora: zapatos, lentes negros, perfume francés, auto americano. Vienen a defender peces más gordos que ellos, de zapatos italianos, lentes negros, perfumes franceses, coches alemanes. Suelen trancar y ganar: se llevan la pelota con todo y jugador. ¿Por qué? Porque a nadie le importa: parece estar asumido que ellos tienen predestinada la victoria, pararse delante de ellos es sólo una demora, un obstáculo dañino. Como cuando se tapa la grasera. Es al pedo.

Algunos de ellos al verme cambian su mirada, sobre todo las féminas: no terminan de aprender las ventajas de una cara de póker. Saben que estoy para romperles los huevos. Los tipos ocultan su ira temporal tras los Ray Ban y un chicle Beldent.

¿Para qué chocar? Igual terminan ganando, ya me lo han dicho, ya lo he experimentado. No es sólo la tranquilidad de saber que se salieron con la suya a pesar de uno, o que si hubieran habido más intentos como el propio por parte de los ajenos ese partido no hubiera sido de ellos.

Es sólo el placer de la lucha, de la discusión. De ganar. De tener el poder de doblegarlos por un instante.

El inconsciente no existe, acá no hay lucha de clases. Es red neuronal contra programa estándar, ganas contra inercia, yo contra él. Y ahora no sé por qué, pero me está gustando mucho ganar.

Me pagan para eso. Aunque podría no hacerlo e igualmente me pagarían, porque repito por si a alguien aún no le ha quedado claro, a nadie le importa. Así intento una y otra vez que no se vayan con la plata del Estado, que rindan cuentas, que no eludan, que no se vayan contentos.

Con borrarles la sonrisa de su estúpida jeta me alcanza.

Lunes. Gregoriano canto de buses saliendo de la terminal, los barcos en el puerto -me encantan-, las noticias en manos de alguien, el olor a café. Saberme saliendo hacia allá.

Imaginar que te encuentro entre las hojas, en algún banco de la ciudad vieja.

Voy a jugar con mis compañeros partidos de fútbol del fin de semana en nuestras mentes. M3 se va a llenar de goles, patadas, gambetas maravillosas. Amores de ocasión.

El lunes es el mejor día de la semana.

Cristales
Sangre en el cuero
Luces en la luz
Azules

Fundamental y quinta disminuida
ahí llegan
minerva, Rx
declaraciones

Mentiras de esquina


¡Abaazoo!


El lunes es mi película de hoy. Otro round. Mi sana dosis de stress. Una excusa para olvidar.
 



2 comentarios:


  • El 1:48 p.m., Blogger BotANicO

    Brillante. Qué aroma el del café del lunes, sin duda no es el mismo que el de otros días. Tampoco lo son las noticias, las del lunes suelen ser atendidas con mayor interés.

    Me gustó mucho su relato. Sólo espero que después de la quinta disminuida no venga devuelta la fundamental.

    Lo saludo atentamente

     
  • El 10:21 p.m., Blogger Sin Gamulán

    Gracias Botanico. Te visito en breve.