(function() { (function(){function b(g){this.t={};this.tick=function(h,m,f){var n=void 0!=f?f:(new Date).getTime();this.t[h]=[n,m];if(void 0==f)try{window.console.timeStamp("CSI/"+h)}catch(q){}};this.getStartTickTime=function(){return this.t.start[0]};this.tick("start",null,g)}var a;if(window.performance)var e=(a=window.performance.timing)&&a.responseStart;var p=0 El 9:09 p.m., Sin Gamulán El 4:35 a.m., Agustin Acevedo Kanopa Lo de la almagia necesaria y fundamental me recuerda a una conclusión que llegué en terapia hace algunos tiempo, que era que yo necesito de mi neurótico sufrir tanto que el hecho de llegar a una solución me hace temer el fin de mi escritura, de mi pensamiento, es decir, el fin de mi self. "Yo soy mi angustia y mis posibilidades", vieja máxima existencialista. Comparto con usted lo terapéutico y a la vez masoquista de caminar en la noche, aunque prefiero incurrir en una costumbre un poco más cara pero en mi caso infinitamente más fructífera: El 8:36 a.m., Sin Gamulán Na: Esta vez escribí desde la tranquilidad y el confort del nido. Las veces que supe sufrir -varias- no siempre fueron sustento de algo escrito después: por lo general uno se encuentra ocupado solucionando algo bastante más importante. Pero olvidar -aquello de pasado, pisado- no es una opción para mí. El 7:29 a.m., Sin Gamulán El 11:18 p.m., YosoyineS El 9:31 p.m., Ing. Pablo El 11:32 p.m., Pulpi El 1:06 a.m., Sin Gamulán Nada que decir. El 12:11 a.m., NATOPIA El 7:24 a.m., Sin Gamulán El 11:17 a.m., YosoyineS Que fluya cuando deba fluír. Y yo a la vera del camino esperando a que te lleguen las ideas...pero no voy a pedir que fuerces las ideas, porque eso sería injusto para vos que escribís, y para mi, que leería algo que no sale del alma. El 9:04 p.m., Sin Gamulán El 2:07 a.m., sofia_topo El 8:40 a.m., Sin Gamulán Chiste tonto ejecutado, paso a la fase dos.
No es lo mismo errar a las cuatro de la tarde que a las cuatro de la mañana. Cuestión de motivos. Quien tiene que salir a caminar en la madrugada para despejar el agobio padece de fantasmas.
Crueles fantasmas.
Recuerdo muchas tristezas nocturnas. Por ejemplo, una económica. El estúpido cliché de ver la paja en los ojos ajenos termina reconfortándote un poco, aproximadamente a las cuarenta cuadras; siempre que hayan caído sobre los hombros y los cabellos algunos milímetros de lluvia, mientras los ojos vieron pasar problemas sin solución, amores perdidos para siempre, enfermedades.
Creo que los paisajes del alma se potencian con los que dibuja la naturaleza. Justamente por eso el penar es mucho más hondo en la noche, más oscuro si esta frío, más doloroso si es con hambre, más poderoso si te encuentra solo. El dolor de muelas te espera en la almohada. El de alma, paradito en la vereda de enfrente.
Los caminos de salida son un verdadero misterio. A mi entender, inalcanzables: al menos, por esta noche. Oasis promisorios de distracción surgen en algún momento, ya sean arrimados por el azar o por alguna carcasa humana que te encuentre perdido. Drogas, sexo. Amnesia paga y temporal. No hay salida hoy.
Así que en el caso del alma -¿almalgia?-, prefiero el dolor. Uno llega a acostumbrarse a él: se puede presentir su inequívoca llegada -hasta parece que se lo esperara con ansia-. Será por dependencia, el miedo a vivir sin él. Sin sus primicias. Sin el amor que no fue, sin el laburo que recién perdiste, sin tus treinta años sin noticias.
Vivirlo, fácil. Seguilo. Es un pie adelante del otro, una mecánica simple.
Como deshojar una margarita, pero sin esperanza.
Viajar en taxi. Ir a las tres de la mañana con la cabeza apoyada contra el vidrio viendo cada tanto a esos espectros deambular a una hora para nada indicada me deja la cabeza más clara. En fin, aunque parezca caro hacer esos constantes viajes del prado hasta pocitos, podría decirte que esos 150 pesos es dinero bien invertido
Me inspiró el dolor de alma de una persona conocida y me recordó muchas vivencias, el extracto de esas situaciones -vendría a ser como el pitzer, ¿recuerdan?- vendría a ser esto. Darme cuenta que el cursor de procesiones más grande es el dolor.
Agustin: El tema del dolor y del sufrimiento como fuentes de inspiración -pero sobre todas las cosas, de autodescubrimiento- es un clásico. Alguna vez creí ver en algún ser que también puede transformarse en un vicio, así que aprendí a respetarlo un poco. Y lo que decís de la ventana del taxi... je, me hizo viajar... a otras ventanillas, no de taxi, sino de repente de coches de amigos -o no- post salida nocturna, de esas espectaculares tipo película yanqui donde todo parece perfecto pero en algún momento te das cuenta que lo más importante no está, y escarbás profundo en la superficialidad mirando el gris de Montevideo. Es un momento íntimo con uno mismo.
Natopia, ¿no te acordás de una vuelta en coche, contigo al volante, y haber vivido algo así una vez?
Es una sensación compleja, primero debo admitir eso. Son muchos días sin escribir, sin sentir esa necesidad imperiosa de dibujar en un lienzo imaginario realidades que se desdibujen a gusto del lector. A disgusto del escriba, para placer de quienes sin saberlo son recordados, como tantas otras veces.
Un bloqueo no creo que sea ausencia de flujo, por el contrario, si algo se atasca es porque no puede circular libremente. Choca con algo. Por lo general, con otras ideas -una suerte de interferencia destructiva-. Frases que se mezclan y se reformulan. Conceptos que se replantean. Inseguridad temporal. Enojo.
Porque Uruguay no avanza. No sin supergas. No por repartir mejor los impuestos se avanza, eso en el fondo a nadie le interesa. A diferencia de las siamesas -ese error como tantos otros en los que la naturaleza nos demuestra que la perfección no existe-, que fueron desayuno-almuerzo-merienda y cena de los periodistas, rapaces. Decisiones a las veinticuatro semanas -elecciones de única opción, bizarro-. O de quién es el próximo presidente. La promesa de un futuro diferente parece la melaza de las mentiras. Importa poco el presente si el futuro es más divertido. Como el que acumula sin conocer, sin disfrutar -ya sean autos, camisas, estampillas, mujeres, amantes, autos, casas o falsas primicias-. Parte de las reglas de juego de ahora, en este país solidario y bueno de corazón.
Reglas a las que no parece que pueda adaptarme. Ritmo cansino, tranco lento, envidia permanente. Quizás esa sea la única forma válida de escape al mar de la mediocridad de espíritu; la transgresión. Como un graffiti en la iglesia.
Esta es la explicación de mi silencio de un mes. Mucho ruido en mi cabeza como para poder tejer un solo.
Ah, te comento otra cosa. Hay un grupo de bloggers uruguayos ( http://groups.google.com/group/blogs-uruguay ), que está armando una reunión para el 11/8. Yo que se, capaz que te cuelga.
Un abrazo.
Gente linda: justamente ese consuelo de bobos en la noche es más claro, pero no por ello deja de ser tonto. Yo lo veo además muy caníbal... a contramano de otros sentimientos más nobles. Una de las tantas trampas del dolor propio -puede despreocupar el ajeno-. De todas formas, me resulta difícil culpar de algo al que sufre.
ya te lo acabo de decir: esta muy lindo, y lo lei todo
saludos
ine