(function() { (function(){function b(g){this.t={};this.tick=function(h,m,f){var n=void 0!=f?f:(new Date).getTime();this.t[h]=[n,m];if(void 0==f)try{window.console.timeStamp("CSI/"+h)}catch(q){}};this.getStartTickTime=function(){return this.t.start[0]};this.tick("start",null,g)}var a;if(window.performance)var e=(a=window.performance.timing)&&a.responseStart;var p=0=c&&(window.jstiming.srt=e-c)}if(a){var d=window.jstiming.load; 0=c&&(d.tick("_wtsrt",void 0,c),d.tick("wtsrt_","_wtsrt",e),d.tick("tbsd_","wtsrt_"))}try{a=null,window.chrome&&window.chrome.csi&&(a=Math.floor(window.chrome.csi().pageT),d&&0=b&&window.jstiming.load.tick("aft")};var k=!1;function l(){k||(k=!0,window.jstiming.load.tick("firstScrollTime"))}window.addEventListener?window.addEventListener("scroll",l,!1):window.attachEvent("onscroll",l); })(); El Eterno Andar
viernes, noviembre 17
Malabares al enemigo
Tras declararme culpable, y firmar una nueva libertad condicional, escapo de la Ciudad Vieja.

Errando por las calles, y tras un buen rato de caminata, paro en un quiosco. Malgasto el poco dinero que tengo en una revista. Compro una botella de agua y sigo. La misma agua que pocos minutos después le voy a negar a un botija, con pinta de bichicome, que hace malabares en la esquina de Av. Brasil y la Rambla.

Me siento en uno de los bancos que miran al mar, porque justamente es a eso que vine: a ver el mar. A renovarme una vez más tratando de sumergirme con la mirada en él. Y que los pensamientos, muy de a poco, se vayan diluyendo en su inmensidad, se disuelvan en su azul amarronado.

De pronto viene a mi mente el recuerdo de varias personas, que en diferentes ocasiones, repitieron una frase que más o menos dice que el saludo y el agua no se le niegan a nadie.

Rápidamente me doy cuenta que un minuto atrás le negué el agua al gurí de los malabares, que obviamente enojado, de todas formas me agradeció. Traté de recordar si en algún momento alguien a mí me había negado un vaso de agua. Creo que no, no pude recordarlo, pero estoy seguro que no.

Pero sí me han negado muchísimas veces el saludo.

Y muchas otras veces me han negado todo tipo de cosas que en verdad necesité -o necesito- sin el más mínimo decoro, pero de todas formas el código importante que debe prevalecer parece ser el del vaso de agua y el saludo.

De todas formas, reconozco que me sentí una rata cuando le dije que no. Era bastante más simple que los millones de implicaciones que se me cruzaron por la cabeza justo antes que se me transformara la cara y ladrara, era un trago de agua y listo.

En algún momento pensé en redimirme, y cómo sería para este caso específico. ¿Pidiendo disculpas? ¿Regalándole una botella? Caigo en la tontería de pensarlo.

Y reflexiono que si tengo que poner un peso para arreglar cada una de las cagadas que he hecho en la vida voy a necesitar más guita que la que tiene Donald Trump.

Muy bien, soy culpable. Llevo en mi interior malos sentimientos. Vengo caliente y actúo mal, soy el yo que sale cuando mi otro yo ya no soporta más. Y es ahí donde todo se resume, se mezcla, y es un mismo elemento.

Por enésima vez pienso en las oportunidades que negué y me negaron. Camino. Me voy de la Rambla y del mar, de este paisaje de Pocitos que todo lo absorbe. Camino. Y en cada paso un recuerdo, en cada baldosa una discusión, un malentendido, un adiós. Un insulto. Un arrepentimiento. Una condena.

Un corazón roto, un proyecto menos. Una nota baja, un olvido. Un semáforo... casi me parten al medio.

En realidad, estoy huyendo de esos errores, no del mar. Apenas me doy cuenta, paro de caminar, volteo y una vez más, lo miro. Pero esta vez sólo puedo ver el barrio.

¡Qué diferente que se ve Montevideo desde la Rambla de Pocitos! Gente linda corriendo, autos, perros de raza, edificios, la materialización del dinero no me deja ver mucho más que su belleza.
A no ser por el botija que sigue haciendo malabares. Pidiendo calderilla a cambio de mostrarle a la gente que por allí transita que existen otras realidades.


Y que a él le han negado mucho más que un vaso de agua.
 



1 comentarios:


  • El 7:33 p.m., Blogger La Marxiana

    definitivamente prefiero la rambla sobre la ramirez
    frente a la embajada de usa es perfecta
    mvdeo es perfecto ahi