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domingo, mayo 28
Adiós Soledad
¿Por qué recuerdo tu casa?

¿Por qué para mi son importantes momentos que vos ni siquiera recordás?

Nimiedades. Yo fui feliz.

Giran a mi alrededor sus fantasmas como auras. Me iluminan, me atraviesan...

Yo ya no estoy. Hace rato que me fui. Sólo siento el amor de la noche, que me condena a recorrerla solo, para que no la engañe.

La vivo iluminada por mi monitor. Lo demás es oscuridad.

Como el futuro, que es turbio y mejor no preguntar.

¡Qué finas me parecen las líneas hoy! Entre soñar y demencia, creer y convencerse, tristeza y depresión, proyectarse y fracasar.

¿Cuáles son los últimos pensamientos de un suicida? ¿En qué piensa aquél que de verdad se quiere quitar la vida?

¿Ojalá no me duela? ¿Adiós mundo cruel?

¿Ojalá alguien me estuviera viendo?

¿Ojalá alguien me extrañe?



Adiós Soledad.







Le quiero dedicar estas tristes líneas a los 180 uruguayos que se quitaron la vida en los primeros cuatro meses de este año, ojalá alguien hubiera hecho algo por ellos, ojalá hubieran encontrado el amor.
 
martes, mayo 23
La cuarta dimensión
Como los alfajores se pudrieron en la caja, decidí volver a escribir algo. A tirar algo más acá... pero me resulta difícil. La chispa de la inspiración no está, y la bujía me la escondieron...

No es fácil. Parece, debería serlo, pero no lo es.

Hurgar en la basura interna es difícil. No porque lo que encuentre me sorprenda, todos sabemos lo que tenemos adentro. No necesitas a un psicólogo que te muestre los traumas, si le ponés un poquito de voluntad te vas a dar cuenta por tus propios medios de que estás lleno de mierda en tu interior. Y de miedos, que es bastante peor.

A mi hace mucho que un fantasma me persigue. Con sus tres brazos me cercena lentamente, con la constancia y la precisión de su velocidad angular, intermitente y voraz. De relativo no tiene un carajo, a mi me da todos los días con una fuerza bárbara, y me descascara.

En la mañana, me veo en el espejo y no me reconozco. Razono el momento en el que el me cambió, yo sé que pega siempre con la misma frecuencia pero también sé que no con la misma fuerza. Ni con la misma rabia.

Encuentro en su blog a una amiga que hace tiempo no veo. Por Dios...

Nos vamos cayendo a pedazos, eso lo sabemos todo. Se nos escapa como arena entre las manos, esto es obvio. No se puede volver atrás en él. Es imposible saber qué nos va a traer si no es inmediatamente después de hacer la pregunta.

¡Uy! ¡Cuanta obviedad! ¡Hoy si que es basura esto!

¿Sabés qué? Voy a compartir mi fantasma contigo... quizás empieces a ver los hachazos vos también...

El promedio de vida en Uruguay, según la OMS y promediando sexo, raza y estrato social, es de 75 años. Esto me deja exactamente...

Quedate mirando el contador. ¿Ves cómo se me va la vida? ¿Ves cómo se me escapa, ves que es arena entre los dedos?

¿Qué pasaría si consiguiera un contador que me dijera cuánto me queda de verdad?

¿Qué haría?

¿Dependerían de cuánto tiempo me quedara las decisiones que tomaría?


Probablemente. Esto también es obvio.

Si me quedaran sesenta años de vida tomaría el manual que me enseñaron en la escuela y lo aplicaría. Matrimonio, hijos, laburo, jubilación, nietos, la mar en coche.

¡Alto!

Decime... ¿te tomaste el trabajo de averiguar que edad tengo? Jajaja...

¿Y si me quedaran, que se yo... quince años? ¿Veinte días?

No quiero guiones de Hollywood. No tengo un millón de dólares para darle a Demi Moore. Ni me interesa.

Sabiendo que es imposible saber cuánto me queda, ¿qué hago?

¿Vos me lo podés responder? ¿Sos tan cra?

Si no sos tan cra, ¿por qué pensás que es obvio? Si no pensas que es obvio, ¿vos que hacés?
¿O a vos también te sigue el fantasma?

Una primera opción sería jugarse a vivir el promedio de la OMS. Esperar a que Dios nos disponga de una buena salud, y construirse una vida de a poquito. Aquellos que puedan, siendo jóvenes, se encerraran a estudiar muchas horas construyendo su carrera, su futuro.

Otra opción sería vivir pensando que en cualquier momento te pega la guadaña. Gozar de la vida y sacarle hasta la última gota, visitar amigos, comer y verbos similares. Esta elección es ridícula, a no ser que seas heredero de una fortuna que amerite vivir al pedo. Además, ser trágico no es actuar de esta forma.

Si realmente sos negativo sobre tu futuro, no pensás que te vas a morir. Hay cosas peores.

¿O dije otra boludez más?

Podrías empezar a laburar, a asegurarte una supervivencia, por si pasara algo, como sería quedar paralítico, o alguna otra cosa que te imposibilite deambular bípedamente. Algo bastante probable si andás en auto, bicicleta o cualquier cosa que tenga ruedas en Uruguay.
A no ser que sea una silla de ruedas.

Me tengo que ir, ya no me queda más tiempo para dedicarle a algo que económicamente no me reditúa. Si tenés tiempo, tirame alguna otra opción más en los comentarios.

Yo voy a seguir errando por la vida. Y errándole.




Hoy la dedicatoria es a la empresa CUTCSA, que se asegura con soberana puntualidad y destreza de que yo llegue a todas partes tarde, y de forma incómoda.